39 - séfer maccabim bet - Kitve HaKodesh - Escrituras Originales Hebreas
12 1 Hechos estos tratados, Lisias volvió a donde estaba el rey, mientras que los Yahudim se dedicaban a sus labores agrícolas. 2Pero algunos jefes militares del lugar, Timoteo, Apolonio hijo de Geneo, y también Jerónimo y Demofón, a los que hay que añadir a Nicanor, comandante de las tropas de Chipre, no dejaban que los Yahudim tuvieran paz ni tranquilidad. 3Además, los habitantes de la ciudad de Yafo cometieron un gran crimen. Invitaron a los Yahudim que allí vivían, a subir con sus mujeres y sus hijos a unos barcos que ellos mismos habían amarrado allí cerca, como si no hubiera entre ellos enemistad ninguna, 4sino como por cumplir un decreto dado por los habitantes de la ciudad. Los Yahudim, deseosos de paz y sin sospechar nada, aceptaron; pero cuando salieron a mar abierto, los de Yafo los hundieron. Eran no menos de doscientas personas. 5Cuando Yahudáh supo de la crueldad que habían cometido con sus compatriotas, alertó a los hombres que estaban con él, 6e invocando a YAHWEH, justo juez, marchó contra los asesinos de sus hermanos. De noche prendió fuego al puerto, incendió los barcos y mató a quienes se habían refugiado en el puerto. 7Como las puertas de la ciudad estaban cerradas, se fue, con el propósito de volver más tarde y exterminar a todos los habitantes de Yafo. 8Pero al saber que los habitantes de Jabnia querían hacer lo mismo con los Yahudim que vivían allí, 9cayó de noche sobre la ciudad e incendió el puerto y la flota, de manera que el resplandor de las llamas se veía desde Yerushalayim, a una distancia de cuarenta y tres kilómetros. Campañas en Gilead (1 Mac 5.9–68) 10Yahudáh y sus soldados se habían alejado de allí algo más de un kilómetro y medio en una expedición contra Timoteo, cuando cayeron sobre ellos por lo menos cinco mil Árabes de a pie y quinientos de a caballo. 11Se trabó un violento combate, pero los soldados de Yahudáh, con la ayuda de YAHWEH, consiguieron la victoria. Los Árabes, vencidos, pidieron a Yahudáh hacer las paces, y prometieron suministrar ganado a los Yahudim y prestarles ayuda de allí en adelante. 12 Yahudáh, comprendiendo que en realidad los Árabes podían serles útiles en muchas cosas, aceptó hacer las paces con ellos. Después de este convenio, los Árabes se retiraron a sus tiendas. 13Yahudáh atacó también a Caspín, ciudad fortificada, rodeada de terraplenes y murallas, y habitada por gente de diversas naciones. 14Los habitantes, confiados en la fortaleza de sus murallas y en su provisión de víveres, se mostraron insolentes contra Yahudáh y sus soldados; los insultaban, y además injuriaban a YAHWEH y decían palabras horribles. 15Yahudáh y sus soldados invocaron a YAHWEH, Soberano de todo el universo, que sin aparatos ni máquinas de guerra destruyó Yerijo en tiempos de Yahoshúa, y con violencia salvaje se lanzaron contra las murallas. 16YAHWEH quiso que tomaran aquella ciudad, en la que hicieron una matanza espantosa, a tal punto que el estanque vecino, que tiene trescientos sesenta metros de ancho, aparecía lleno de la sangre derramada. 17Alejándose de allí ciento treinta y cinco kilómetros, llegaron a la ciudad de Cárax, donde viven los Yahudim llamados Tubiim. 18No encontraron allí a Timoteo, pues se había ido de aquella región sin alcanzar éxito alguno; pero había dejado en algún lugar una guarnición bastante fuerte. 19Entonces Dositeo y Sosípatro, generales de Maccaba, marcharon contra la guarnición y mataron a los hombres que Timoteo había dejado en la fortaleza, que eran más de diez mil. 20Maccaba, por su parte, distribuyó su ejército en compañías, les nombró jefes y atacó a Timoteo, que tenía ciento veinte mil soldados de infantería y dos mil quinientos de caballería. 21Informado Timoteo del avance de Yahudáh, envió primeramente las mujeres y los niños y todo el equipaje hacia un lugar llamado Carnáin, sitio muy seguro y de difícil acceso, pues todos los pasos eran muy estrechos. 22Apenas apareció la primera compañía de Yahudáh, el miedo y el terror se apoderaron de los enemigos, porque YAHWEH, que todo lo ve, se les manifestó. Se dieron a la fuga en todas direcciones, de tal manera que con frecuencia se herían unos a otros y se atravesaban con sus propias espadas. 23Yahudáh los persiguió con la mayor energía, y pasó a cuchillo y aniquiló a treinta mil de aquellos criminales. 24El mismo Timoteo cayó en manos de los soldados de Dositeo y Sosípatro; pero con mucha astucia les pidió que lo dejaran libre, pues tenía como rehenes a los padres y hermanos de muchos de ellos, a los cuales no se les tendría ninguna consideración. 25Por fin, tras largos discursos en que les prometió que devolvería sanos y salvos a aquellos Yahudim, Timoteo los convenció, y ellos lo dejaron en libertad a fin de salvar la vida de sus parientes. 26Yahudáh se dirigió luego a Carnáin y al templo de la diosa Atargatis, y degolló a veinticinco mil hombres. 27Después de esta victoria y de la matanza que hizo, marchó contra Efron, ciudad fortificada, donde vivían Lisias y gente de diversas naciones. Jóvenes fuertes, colocados delante de las murallas, las defendían con valor, y dentro había abundante provisión de máquinas de guerra y proyectiles. 28Pero, después de invocar a YAHWEH, que con su poder destroza las fuerzas de los enemigos, los Yahudim se apoderaron de la ciudad y mataron como a veinticinco mil personas que en ella había. 29De allí se pusieron nuevamente en marcha y se dirigieron a Escitópolis, ciudad que dista ciento ocho kilómetros de Yerushalayim. 30Pero como los Yahudim que vivían allí les informaron de que los habitantes de Escitópolis habían mostrado buenos sentimientos para con ellos y los habían tratado bien en momentos difíciles, 31Judas y sus soldados les dieron las gracias y les recomendaron que en adelante mantuvieran las mismas buenas relaciones con los Yahudim. Llegaron a Yerushalayim cuando ya estaba cerca la Festividad de Shavuot. Campaña contra Gorgias 32Después de esta Festividad, se pusieron en marcha contra Gorgias, jefe militar de la región de Edom. 33Este se presentó al combate con tres mil soldados de infantería y cuatrocientos de caballería. 34Se trabó el combate, y cayeron algunos Yahudim. 35Entonces Dositeo, un valiente soldado de caballería, Yahudi de Tubi, agarró a Gorgias por el manto y empezó a arrastrarlo con fuerza, con intención de capturar vivo a este infame; pero un jinete de Tracia se lanzó contra Dositeo y le cortó el brazo, y así Gorgias pudo huir a la ciudad de Maresá. 36Los soldados de Azaryah, que llevaban mucho tiempo combatiendo, estaban muy cansados. Entonces Yahudáh suplicó a YAHWEH que se pusiera de parte de ellos y los guiara en la batalla. 37Empezó a cantar himnos en su lengua materna, lanzó el grito de guerra y, cayendo de repente sobre los soldados de Gorgias, los puso en fuga. Sacrificio por los muertos 38Yahudáh reunió su ejército y se fue a la ciudad de Adulam. Al acercarse el séptimo día de la semana, se purificaron según su costumbre y celebraron el Shabbat. 39Y como el tiempo urgía, los soldados de Yahudáh fueron al día siguiente a recoger los cadáveres de los caídos en el combate, para enterrarlos junto a sus parientes en los sepulcros familiares. 40Pero debajo de la ropa de todos los muertos encontraron objetos consagrados a los ídolos de Jabnia, cosas que la Toráh no permite que tengan los Yahudim. Esto puso en claro a todos la causa de su muerte. 41Todos alabaron a YAHWEH, justo juez, que descubre las cosas ocultas, 42e hicieron una oración para pedir a YAHWEH que perdonara por completo el pecado que habían cometido. El valiente Yahudáh recomendó entonces a todos que se conservaran limpios de pecado, ya que habían visto con sus propios ojos lo sucedido a aquellos que habían caído a causa de su pecado. 43Después recogió unas dos mil monedas de plata y las envió a Yerushalayim, para que se ofreciera un sacrificio por el pecado. Hizo una acción noble y justa, con miras a la resurrección. 44Si él no hubiera creído en la resurrección de los soldados muertos, hubiera sido innecesario e inútil orar por ellos. 45Pero, como tenía en cuenta que a los que morían piadosamente los aguardaba una gran recompensa, su intención era Kadosh y piadosa. Por esto hizo ofrecer ese sacrificio por los muertos, para que YAHWEH les perdonara su pecado. Muerte de Menelao (1 Mac 6.28–30)
10 1Maccaba y sus seguidores, guiados por YAHWEH, reconquistaron el Templo y la ciudad de Yerushalayim; 2destruyeron los altares construidos por los Goyim en la plaza pública, y también sus lugares de culto. 3Después de purificar el Templo, construyeron otro altar, y golpeando una piedra contra otra, sacaron fuego y ofrecieron con él un sacrificio. También quemaron incienso, encendieron las lámparas y presentaron los Panes de la Presencia. Ya hacía dos años que los sacrificios se habían interrumpido. 4Después de esto, inclinados y con la frente en el suelo, pidieron a YAHWEH que no volviera a dejarlos sufrir tantas calamidades; que, en caso de pecar, los corrigiera con bondad, pero que no los entregara en manos de paganos salvajes que injuriaban a YAHWEH. 5El Templo fue purificado en la misma fecha en que había sido profanado por los paganos, es decir, el día veinticinco del mes de Quisleu. 6Y celebraron con alegría ocho días de Festividad, a la manera de la Festividad de Sukkot, recordando que poco tiempo antes la habían celebrado en las montañas y en las cuevas, donde vivían como animales salvajes. 7Por esto, llevando limones adornados con hojas, ramas frescas de árboles y hojas de palmera, cantaban himnos a YAHWEH, que había llevado a buen término la purificación del Lugar Kadosh. 8Además, toda la asamblea aprobó y publicó un decreto en el que se ordenaba que todo el pueblo Yahudi celebrara cada año estos días de Festividad. 6. Luchas con los pueblos vecinos y con Lisias (10.9—13.26) Nuevas hazañas de Yahudáh 9Después de haber contado lo referente a la muerte de Antíoco, el llamado Epífanes, 10narraremos ahora lo que sucedió en tiempos de Antíoco Eupátor, hijo del impío Antíoco Epífanes, resumiendo el recuento de los males que trajo la guerra. 11Al heredar Eupátor el reino, puso al frente del gobierno a un tal Lisias, jefe militar y gobernador de Celesiria y Fenicia. 12Antes lo había sido Tolomeo, llamado también Macrón, que fue el primero en mostrarse justo con los Yahudim y que, para reparar las injusticias cometidas contra ellos, procuró mantener con ellos relaciones pacíficas. 13Por esta razón, los amigos del rey lo acusaron ante Eupátor. Filométor le había confiado el gobierno de Chipre, pero él había huido de allí y se había pasado al lado de Antíoco Epífanes; por eso, todos lo llamaban traidor. Él, viendo que no podía ejercer con honor la dignidad de su cargo, se quitó la vida envenenándose. Campañas contra Gorgias y los Edomim (1 Mac 5.1–8) 14Cuando Gorgias fue nombrado jefe militar de la región, formó un ejército de mercenarios, y cada vez que tenía ocasión hacía la guerra a los Yahudim. 15Al mismo tiempo, los Edomim, que controlaban importantes fortalezas, hostilizaban a los Yahudim y acogían a los que huían de Yerushalayim, y procuraban fomentar la guerra. 16Los que estaban con Maccaba, después de hacer oraciones públicas y pedir a YAHWEH que les ayudara en la lucha, marcharon contra las fortalezas de los Edomim, 17las atacaron con valor y se apoderaron de la región. Rechazaron a los que combatían en las murallas, degollaron a los que cayeron en sus manos, y aniquilaron a cerca de veinte mil hombres. 18No menos de nueve mil hombres, provistos de todo lo necesario para resistir un ataque, se refugiaron en dos torres fuertemente protegidas. 19Maccaba dejó para el asalto a Shimeon, a Yosef y a Zakai, con un número suficiente de soldados, y se retiró a otros lugares en donde lo necesitaban. 20Pero los soldados de Shimeon, codiciosos de riquezas, se dejaron sobornar y aceptaron dinero de algunos de los que estaban en las torres. Recibieron setenta mil monedas, y dejaron escapar a algunos. 21Cuando le contaron a Maccaba lo sucedido, este reunió a los oficiales del ejército y acusó a los culpables de haber vendido por dinero a sus hermanos, dejando escapar a sus enemigos. 22Entonces los hizo ejecutar como traidores, e inmediatamente después tomó las dos torres. 23Tuvo éxito en toda su campaña; en las dos torres mató a más de veinte mil enemigos. Victoria sobre Timoteo y toma de Guezer 24Timoteo, derrotado anteriormente por los Yahudim, reunió un numeroso ejército de mercenarios, juntó una tropa de caballería traída de Asia, y avanzó para tomar Yahudáh por las armas. 25Maccaba y su gente, al acercarse Timoteo, hicieron súplicas a YAHWEH, se echaron polvo sobre sus cabezas y se vistieron con ropas ásperas. 26De rodillas sobre la base anterior del altar, pedían a YAHWEH que tuviera compasión de ellos, y que fuera enemigo de sus enemigos y se opusiera a quienes se oponían a ellos, como claramente lo dice la Toráh. 27Terminada la oración, tomaron las armas y se alejaron bastante de la ciudad. Cuando estuvieron cerca de sus enemigos, se detuvieron. 28Empezaba a salir el sol cuando los dos ejércitos trabaron combate. Además de confiar en su valor, los Yahudim ponían la garantía del buen éxito y de la victoria en el recurso a YAHWEH; los paganos hacían de su furor la guía para el combate. 29En lo más recio de la batalla, los enemigos vieron en el cielo a cinco hombres majestuosos, montados en caballos con frenos de oro, que, poniéndose a la cabeza de los Yahudim, 30se colocaron alrededor de Maccaba, y lo protegían con sus armas y lo defendían para que nadie lo hiriera. También lanzaban flechas y rayos sobre los enemigos, que, ciegos y aturdidos, se dispersaron en gran desorden. 31Veinte mil quinientos soldados de infantería y seiscientos de caballería fueron degollados. 32Timoteo huyó a Gue zer, fortaleza muy protegida, que estaba bajo el mando de Quereas. 33Maccaba y su gente la atacaron con ánimo durante cuatro días. 34Los de dentro, confiados en la seguridad del lugar, decían palabras ofensivas e injuriosas contra Elohim. 35Pero al amanecer del quinto día, veinte jóvenes del ejército de Maccaba, enardecidos por aquellas injurias contra YAHWEH, se lanzaron varonilmente contra las murallas y mataron con furia salvaje a cuantos encontraron. 36Otros, igualmente, aprovechando esta distracción, escalaron el lado contrario, atacaron a los de dentro, pusieron fuego a las torres y las puertas, encendieron hogueras y quemaron vivos a los que habían injuriado a YAHWEH. Otros rompieron las puertas para que entrara el resto del ejército, y tomaron la ciudad. 37A Timoteo, que se había escondido en una cisterna, lo degollaron, lo mismo que a su hermano Quereas y a Apolófanes. 38Realizada esta hazaña, alabaron con himnos y oraciones a YAHWEH, que había realizado maravillas a favor de Yisra'el y les había dado la victoria. Primera campaña de Lisias (1 Mac 4.28–35)