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El Segundo libro de los Maccabim/Macabeos (2 Mac) no es, como pudiera pensarse, la continuación del Primer libro de los Maccabim/Macabeos; es, en parte, una obra paralela, pero más restringida. Gira alrededor de las hazañas de Yahudáh y se detiene en la victoria de este sobre Nicanor. Es decir, va aproximadamente desde el 180 hasta el 160 AEC. No se conoce el nombre del autor. Este presenta su obra como un resumen de un escrito más amplio, de cinco volúmenes, compuesto por Yasón de Cirene, del que no se sabe mayor cosa. El Segundo libro de los Macabeos comienza con dos cartas que los Yahudim de Yerushalayim envían a los de Mitzrayim. En ellas los exhortan a celebrar la Festividad de la Dedicación del Templo, instituida por Yahudáh Maccaba. La historia propiamente dicha comienza en 2:19–32, con un prefacio en que el autor explica sus intenciones y su método: con mucho trabajo ha resumido los cinco tomos de Yasón de Cirene. El autor del resumen sin duda añadió algunos elementos propios. El telón de fondo de esta historia son los intentos de los reyes de la dinastía Seléucida (especialmente Antíoco IV) de imponer la cultura y religión Griegas en Yisra'el, con el apoyo de algunos Yahudim, y la lucha de muchos otros por mantener su identidad religiosa, cultural y política. El autor presenta la historia de este periodo con una visión teológica, dentro del esquema “fidelidad-pecado-castigo-misericordia”. Cuando el cargo de kohen ha gadol lo ejerce un hombre fiel, el Templo es inviolable (cap. 3). Viene luego un periodo de decadencia y pecado (4.1–5:10) que lleva inevitablemente al castigo (5:11–6:17). La fidelidad de algunos que prefieren el martirio a quebrantar la Toráh apacigua la cólera de YAHWEH. (6:18–7:42). A esto se unen las oraciones del pueblo y el Adón se aplaca y Yahudáh derrota a los Goyim y purifica el Templo (8:1–10:8). Vienen nuevas luchas con otros pueblos y nuevas victorias de Yahudáh (10:9–15:39). Tres temas principales concentran la atención: Elohim, el Templo, la Toráh. Son frecuentes las invocaciones a YAHWEH. Se da relieve a la kedushah del Templo. Los que quieren destruirlo, sucumben. Entre ellos están Antíoco IV Epífanes, Lisias, Antíoco Eupátor y Nicanor. El autor profesa claramente la fe en la retribución después de esta vida. La esperanza en la resurrección anima a los mártires. La solidaridad con el pueblo no se rompe con la muerte. Se recalca la importancia de la observancia fiel de la Toráh. Fundamentalmente es una obra de historia, pero no en el sentido moderno; los datos reales son transformados en símbolos que sirven de enseñanza. De allí que los personajes aparezcan con rasgos ejemplares; seres sobrehumanos intervienen para ayudar en los momentos de crisis. Los discursos que aquí y allá aparecen en la obra quieren conmover al lector. Las gestas exageradas pertenecen a esta manera propia de narrar. El estilo es retórico, ampuloso, rebuscado, de acuerdo con los usos de la historiografía de ese entonces. El libro puede dividirse en las siguientes partes: 1. Cartas a los Yahudim de Mitzrayim (1:1–2:18) 2. Prólogo del autor (2:19–32) 3. Historia de Heliodoro (3:1–40) 4. Persecuc ión en tiempos de Antíoco IV (4:1–7:42) 5. Victoria de Yahudáh y purificación del Templo (8:1–10:8) 6. Luchas con los pueblos vecinos y con Lisias (10:9–13:26) 7. Lucha con Nicanor (14:1–15:39) 

1. Cartas a los Yahudim de Mitzrayim (1.1—2.18) Primera carta a los Yahudim de Mitzrayim

1 1 “Los Yahudim de Yerushalayim y de la región de Yahudáh saludan a sus hermanos Yahudim de Mitzrayim y les desean completo bienestar. 2Que YAHWEH los llene de sus beneficios en recuerdo de la alianza que hizo con Avraham, Yitzjak y Ya'akov, sus siervos fieles; 3que les dé a todos la disposición de honrarlo y cumplir su voluntad con corazón grande y ánimo generoso, 4 que disponga sus corazones para cumplir su Toráh y sus mandatos, que les dé Shalom, 5y que escuche sus oraciones y se reconcilie con ustedes y no los abandone en sus dificultades. 6Esto es lo que ahora pedimos para ustedes en nuestra oración. 7 “Ya en el año ciento sesenta y nueve, durante el reinado de Demetrio, nosotros los Yahudim les escribimos a ustedes. Nos encontrábamos entonces en medio de la gran persecución y crisis que se desataron en esos años, después que Yasón y sus seguidores traicionaron La Tierra Kadosh y su gobierno, 8e incendiaron la puerta principal del Templo y asesinaron a gente inocente. Pero hicimos súplicas a Elohim, y El nos escuchó; le presentamos un sacrificio y una ofrenda de cereales, encendimos las lámparas y colocamos sobre la mesa los Panes de la Presencia. 9Ahora les escribimos de nuevo a ustedes, para recomendarles que celebren la Festividad de Sukkot en el mes de Quisleu. “Escrita en el año ciento ochenta y ocho.” Segunda carta a los Yahudim de Mitzrayim 10“Los habitantes de Yerushalayim y de Yahudáh, y el consejo de ancianos y Yahudáh, saludan a Aristóbulo, consejero del rey Tolomeo, de la familia de los kohanim Kadoshim, lo mismo que a los demás Yahudim que viven en Mitzrayim, y les desean prosperidad. 11“Librados por YAHWEH de grandes peligros, le damos gracias de todo corazón, ya que él combate contra el rey en nuestro favor, 12pues expulsó a los que luchaban contra la ciudad Kadosh. 13En efecto, cuando el rey fue a Persia con un ejército que parecía invencible, fueron descuartizados en el templo de la diosa Nanea, engañados por los sacerdotes de la diosa. 14Pues fingiendo celebrar matrimonio con la diosa, el rey Antíoco, acompañado de sus amigos, fue a ese lugar para tomar, como regalo de bodas, las enormes riquezas del templo. 15Los sacerdotes de Nanea las expusieron, y el rey Antíoco se presentó con algunas pocas personas en el interior del templo. Cuando estuvo dentro, los sacerdotes cerraron las puertas. 16Entonces abrieron una ventana secreta que había en el techo, y a pedradas mataron al rey y a sus amigos. Luego les cortaron la cabeza, los brazos y las piernas, y los echaron a los que estaban fuera. 17¡Bendito sea siempre nuestro Elohim, que entregó a los impíos a la muerte! 18“Como estamos para celebrar la purificación del Templo el día veinticinco del mes de Quisleu, hemos juzgado conveniente escribirles, para recomendarles que también ustedes celebren la Festividad de Sukkot, en honor del fuego que apareció cuando Nejemyah, después de reconstruir el Templo y el altar, ofreció sacrificios. 19Pues cuando nuestros antepasados fueron llevados a Persia, los piadosos kohanim que había entonces tomaron el fuego del altar y lo escondieron en una cisterna sin agua; allí lo guardaron tan bien que nadie conoció el lugar. 20Pasados muchos años, en el momento dispuesto por YAHWEH, Nejemyah fue enviado a Yahudáh por el rey de Persia, y mandó a los descendientes de los kohanim que habían escondido el fuego, a que lo buscaran. Pero ellos informaron que no habían encontrado el fuego, sino un líquido espeso. Nejemyah les mandó sacar de aquel líquido y llevárselo. 21Cuando todo estaba listo para el sacrificio, Nejemyah ordenó a los kohanim que rociaran con ese líquido la leña y lo que estaba colocado sobre ella. 22Así se hizo, y al cabo de un rato brilló el sol, que había estado oculto por una nube; entonces se encendió un gran fuego, que causó la admiración de todos. 23Mientras se consumía el sacrificio, los kohanim oraban, y a los kohanim se unieron todos los demás. Yeho natan comenzaba la oración, y los demás, con Nejemyah a la cabeza, respondían. 24La oración era: ‘YAHWEH, Amo y Elohim, creador de todas las cosas, temible y fuerte, justo y compasivo, el único Rey, el único bienhechor, 25el único generoso, el único justo, todopoderoso y eterno, que salvas a Yisra'el de toda calamidad, que escogiste a nuestros antepasados y los dedicaste como Kadosh a ti: 26acepta este sacrificio que te ofrecemos en favor de todo Yisra'el. El es el pueblo de tu propiedad: protégelo y dedícalo como Kadosh a ti. 27Reúne a aquellos de nosotros que están desterrados, da libertad a los que están en esclavitud en medio de las naciones paganas, y mira con bondad a los despreciados y odiados, para que las naciones paganas reconozcan que solo Tú eres nuestro Elohim. 28Castiga a los que nos oprimen y nos insultan con insolencia, 29y arraiga a tu pueblo en la tierra consagrada a ti, como lo dijo Moshe.’ 30“Mientras tanto, los kohanim cantaban los salmos. 31Cuando se consumió el sacrificio, Nejemyah ordenó que el líquido sobrante lo derramaran encima de unas grandes piedras. 32Cuando hicieron esto, se encendió una llama que fue absorbida por la luz que brillaba en el altar. 33“El hecho se hizo público, y hasta el rey de Persia se enteró de que, en el lugar donde los kohanim llevados cautivos habían escondido el fuego, había aparecido un líquido que Nejemyah y sus compañeros habían utilizado para quemar los animales del sacrificio. 34Entonces el rey, después de comprobar el hecho, mandó construir un muro alrededor de aquel lugar y lo declaró Kadosh; 35y a los encargados de cuidar el lugar les daba ricos regalos de las ofrendas que recibía. 36Los compañeros de Nejemyah llamaron a aquel líquido ‘neftar’, que significa purificación, pero la mayoría de la gente lo llama ‘nafta’.